jueves, 1 de abril de 2010

¡La ecuación del intercambio perfecto!


I
En los últimos cinco años, Bielorrusia y Venezuela le han dado vida a lo que he definido como la ecuación del intercambio perfecto. Intercambio perfecto que no ha hecho sino consolidarse y profundizarse en esta semana con la visita del presidente Lukashenko a Venezuela: lo recibimos el pasado lunes 15 con la alegría de reencontrar a un camarada con el que compartimos la primera línea de batalla por la dignidad de los pueblos.
Hemos ratificado nuestra voluntad de apoyar a Bielorrusia en materia energética: acordamos y firmamos un convenio de suministro petrolero a través del cual le estaremos entregando a Bielorrusia, a partir de mayo, 80 mil barriles diarios. Quiero resaltar que, por primera vez, este país recibe crudo venezolano. Los acuerdos que hemos alcanzado con Bielorrusia incluyen, también, la exploración y producción de gas en tres campos de Venezuela.
Como parte de la ecuación del intercambio perfecto, el presidente Lukashenko, con su proverbial generosidad, vino a ratificar y ampliar los convenios de cooperación científico-tecnológica. Bielorrusia nos garantiza la transferencia de tecnología. Ello es decisivo para alcanzar la industrialización del país y para consolidar la diversificación de nuestra economía.
Estamos resueltos a seguir fortaleciendo la alianza estratégica entre Bielorrusia y Venezuela. Una alianza estratégica que se fundamenta en la cooperación política y, más aún, geopolítica.
Quiero citar unas palabras del presidente Lukashenko porque encarnan el espíritu de fraternidad que nos une: “Nuestros planes son muy serios. Nosotros llegamos no para obtener alguna ventaja utilizando las posibilidades de Venezuela. El propósito general es que Venezuela tenga todo lo que tiene el pueblo y el Estado bielorruso, y nosotros estamos dispuestos a transferir todo lo que tenemos, a suministrar todo lo que tenemos para el bienestar del pueblo venezolano y el pueblo bielorruso”. Es otro concepto el que hoy define las relaciones entre nuestros pueblos. Uno radicalmente diferente a aquel concepto de subordinación y dependencia que caracterizaba a la Venezuela de hace once años, encadenada como estaba a los dictámenes del Norte.
En concreto, fueron 22 los acuerdos firmados el miércoles 17 de marzo. La ecuación del intercambio perfecto sigue, valga la redundancia, perfeccionándose: Bielorrusia y Venezuela están dando un vivo y elocuente ejemplo al mundo de cómo pueden unirse, en realidad y en verdad, dos pueblos, a pesar de la distancia geográfica.
II
El martes, en el sector Guasimal de Maracay, el presidente Lukashenko y este servidor colocamos la piedra fundacional de una gran ciudad socialista: son 5 mil viviendas que van a beneficiar a los sectores tradicionalmente más desasistidos.
Hemos jurado saldar la criminal deuda que en materia de viviendas heredamos, y vaya que vamos con buen pulso, pero necesitamos acelerar aún más. Por tal razón, hemos firmado el proyecto y la puesta en ejecución de una gran ciudad agrícola-agroindustrial en el estado Guárico, y otra gran ciudad al norte del río Santo Domingo, en el estado Barinas.
III
El jueves 18 desde San Francisco, estado Zulia, lanzamos el plan de expansión de la Misión Mercal.
Mientras la contrarrevolución dice que las misiones fracasaron, la verdad es que las misiones siguen apretando el paso: Mercal se expande en el 2010 en función del bienestar de nuestro pueblo.
Hemos decidido pasar de 100 mil toneladas de alimentos mensuales a 110 mil toneladas: un crecimiento del 10 por ciento. El plan de expansión exige la construcción y el acondicionamiento de 1.221 nuevos establecimientos Mercal, de los cuales inauguramos 94 ese mismo día. Vamos a paso de vencedores y no desmayaremos en este esfuerzo, como no desmayaremos en ir más allá de las simples formas y conceptos.
Lo he dicho y quiero reiterarlo: debemos superar la concepción del mercado, la conversión de todo en mercancía. Por supuesto que no tenemos la fórmula mágica, como nadie la tiene, del socialismo.
Hemos comenzado por crear un sistema socialista de producción, distribución y consumo, orientado a satisfacer las necesidades fundamentales de nutrición de nuestro pueblo.
Seamos radicales, entonces, y vayamos a la raíz: el mercado no debe seguir decidiendo qué debemos comer y qué no, cómo debemos comerlo y cómo no. De allí que a todo lo dicho este jueves, quiero hacerle un añadido: el diseño de nuestra política alimentaria pasa, necesariamente, por el respeto y la recuperación de nuestra cultura gastronómica, de nuestras tradiciones culinarias.
IV
19 de marzo, día de San José carpintero, padre de Cristo y patrón de mi Elorza. No podía ser más propicio el día para inaugurar los XXIX Juegos Interinstitutos Militares.
Mucha alegría y mucha fogosidad de parte de nuestros cadetes y cadetas, caracterizaron el magno evento deportivo de nuestras almas máter militares. El espíritu fraterno que se hace presente en estos XXIX Juegos Interinstitutos Militares, que se encarna en ellos, es viva demostración de que hay una sola Fuerza Armada Bolivariana. Una sola Fuerza Armada cada vez más unida, en perfecta unidad, como corresponde a una institución revolucionaria; que se revoluciona permanentemente por dentro. Una Fuerza Armada en perfecta unidad con el pueblo y que ha logrado romper con la estéril división artificial que la encerró dentro de sí misma. Hoy somos más que nunca soldados del pueblo; somos el pueblo de uniforme, el pueblo en armas, marchando, a paso de vencedores, hacia el socialismo.
Cuando estos juegos se inauguraban, en la hermosa Medellín se corría el telón para dar paso a los IX Juegos Deportivos Suramericanos Medellín 2010. En las horas previas ya nuestra selección había logrado su primera cosecha de medallas: dos de plata y dos de bronce. Está quedando más que demostrado que la Revolución Bolivariana ha convertido al deporte en plena encarnación de lo afirmativo venezolano.
V
En estos últimos días se ha acrecentado la campaña sucia de muchos medios de comunicación sobre un colapso energético unido a la escasez de agua. Se trata, por supuesto, de una campaña con un sólo objetivo: declarar culpable a Hugo Chávez de todo, hasta de la sequía.
Ya quisiera yo, en verdad, tener los poderes que la oposición me endilga para poder revertir esta situación que no sólo castiga a Venezuela, sino al mundo entero como consecuencia de la voracidad destructiva del sistema capitalista. Pero esfuerzos por demás prodigiosos no hemos dejado de realizar, y las pruebas de ello son más que contundentes: el Plan de Ahorro Energético impulsado por el Gobierno Bolivariano ha sido efectivo para afrontar y solventar la emergencia eléctrica en el país. Si combinamos este factor con el incremento de la generación y de la transmisión, mayor eficiencia del servicio y en el uso de la electricidad, vamos a tener resultados muy positivos para el desarrollo del país y para el mejoramiento de la calidad de vida de los venezolanos. Y esto es, precisamente, lo que ya estamos logrando.
La relación entre la generación termoeléctrica y la hidroeléctrica comienza a diferenciarse en búsqueda del aspirado equilibrio entre la una y la otra. El incremento de termogeneración para este año estaba originalmente en 4.000 MW. Si se toma en cuenta que, tanto Pdvsa como la CVG han hecho un programa propio para desarrollar la autogeneración, junto con el esfuerzo de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), para el cierre del 2010 estimamos estará muy cerca de los 6 mil MW, principalmente de generación térmica.
Somos el pueblo de las dificultades, lo reitero, y está quedando demostrado una vez más. Sin la conciencia firme y clara que han demostrado tener las grandes mayorías, cualquier esfuerzo nuestro habría sido nulo.

¡Seguimos venciendo!

¡Seguiremos venciendo!

¡Patria socialista o muerte!

Lenin sobre la Cuestión de la Mujer

Los siguientes pasajes son del libro Recuerdos sobre Lenin de Clara Zetkin, una entrevista que ella le hizo en Moscú en el otoño de 1920. Reimpreso de Lenin, La emancipación de la mujer, Editorial Progreso, Moscú, 1971.


“Por eso es totalmente justo que presentemos reivindicaciones en favor de la mujer. Esto no es un programa mínimo, no es un programa de reformas en el espíritu socialdemócrata, en el espíritu de la II Internacional. Esto no es el reconocimiento de que creamos en la eternidad o al menos en una existencia prolongada de la burguesía y de su Estado. Tampoco es un intento de apaciguar a las masas femeninas con reformas y desviarlas de la lucha revolucionaria. Esto no tiene nada de común con las supercherías reformistas. Nuestras reivindicaciones se desprenden prácticamente de la tremenda miseria y de las vergonzosas humillaciones que sufre la mujer, débil y desamparada bajo el régimen burgués. Con esto testimoniamos que conocemos estas necesidades, que comprendemos igualmente la opresión de la mujer, que comprendemos la situación privilegiada del hombre y odiamos —sí, odiamos— y queremos eliminar todo lo que oprime y atormenta a la obrera, a la esposa del obrero, a la campesina, a la esposa del hombre sencillo e incluso, en muchos aspectos, a la mujer de la clase acomodada. Los derechos y las medidas sociales que exigimos de la sociedad burguesa para la mujer, son una prueba de que comprendemos la situación y los intereses de la mujer y de que bajo la dictadura proletaria las tendremos en cuenta. Naturalmente, no con adormecedoras medidas de tutela; no, naturalmente que no, sino como revolucionarios que llaman a la mujer a trabajar en pie de igualdad por la transformación de la economía y de la superestructura ideológica”.

Aseguré a Lenin que compartía su punto de vista, pero que, indudablemente, este punto de vista encontraría resistencia. Mentes inseguras y medrosas lo rechazarían como “oportunismo peligroso”. Tampoco se debe negar que nuestras actuales reivindicaciones para la mujer pueden ser comprendidas e interpretadas equivocadamente.

“¡Qué le vamos a hacer!”, exclamó Lenin, algo irritado. “Este peligro se extiende a todo cuanto decimos y hacemos. Si por temor a él vamos a abstenernos de actos convenientes y necesarios, podemos convertirnos sencillamente en místicos contemplativos indios. ¡Nada de moverse, nada de moverse, no sea que caigamos desde la altura de nuestros principios! En nuestro caso no se trata sólo de lo que exijamos, sino de cómo hagamos esto. Yo creo que lo he subrayado con suficiente claridad. Como es lógico, en nuestra propaganda no debemos repasar en actitud orante las cuentas del rosario de nuestras reivindicaciones para la mujer. No, en dependencia de las condiciones existentes debemos luchar ora por unas reivindicaciones, ora por otras, luchar, naturalmente, siempre en relación con los intereses generales del proletariado.

“Como es lógico, cada combate nos pone en contradicción con la honorable camarilla burguesa y sus no menos honorables lacayos reformistas. Ello obliga a estos últimos bien a luchar a nuestro lado, bajo nuestra dirección —cosa que ellos no quieren—, bien a quitarse la máscara. Por tanto, la lucha hace que nos destaquemos con relieve, pone de manifiesto nuestro perfil comunista. La lucha nos granjea la confianza de las amplias masas femeninas, que se sienten explotadas, esclavizadas, agobiadas por el dominio del hombre, por el poder de los patrones y por toda la sociedad burguesa en su conjunto. Las trabajadoras, traicionadas y abandonadas por todos, comienzan a comprender que deben luchar junto con nosotros. ¿Debemos aún persuadirnos unos a otros de que la lucha por los derechos de la mujer tiene que estar vinculada con el objetivo fundamental: con la conquista del Poder y la instauración de la dictadura del proletariado? Esto es para nosotros en los momentos actuales y seguirá siendo la esencia. Esto es claro, completamente claro. Pero las amplias masas femeninas trabajadoras y populares no sentirán el anhelo irresistible de compartir con nosotros la lucha por el Poder del Estado si siempre trompeteamos exigiendo esta sola reivindicación, aunque sea con las trompetas de Jericó. ¡No, no! También en la conciencia de las masas femeninas debemos vincular políticamente nuestro llamamiento con los sufrimientos, las necesidades y los deseos de las trabajadoras. Estas deben saber que la dictadura proletaria significa para ellas la plena igualdad de derechos con el hombre tanto ante la ley como en la práctica, en la familia, en el Estado y en la sociedad, así como también el derrocamiento del poder de la burguesía”.

“¡La Rusia Soviética está demostrando esto”, exclamé, “y nos servirá de gran ejemplo!”

Lenin prosiguió:
“La Rusia Soviética plantea nuestras reivindicaciones para la mujer bajo un aspecto nuevo. En la dictadura del proletariado esas reivindicaciones ya no son objeto de lucha entre el proletariado y la burguesía, sino que son ladrillos para la edificación de la sociedad comunista. Esto muestra a las mujeres de más allá de nuestras fronteras la importancia decisiva de la conquista del Poder por el proletariado. La diferencia entre su situación aquí y allí debe ser establecida con precisión, para que ustedes puedan contar con las masas femeninas en la lucha de clase revolucionaria del proletariado. Saber movilizarlas con una clara comprensión de los principios y sobre una firme base organizativa, es cuestión de la que dependen la vida y la victoria del Partido Comunista. Pero no debemos engañarnos. En nuestras secciones nacionales no existe todavía una comprensión cabal de este problema. Nuestras secciones nacionales mantienen una actitud pasiva y expectante ante la tarea de crear bajo la dirección comunista un movimiento de masas de las trabajadoras. No comprenden que desplegar ese movimiento de masas y dirigirlo constituye una parte muy importante de toda la actividad del Partido, incluso la mitad del trabajo general del Partido. El reconocimiento, a veces, de la necesidad y del valor de un potente movimiento femenino comunista, que tenga ante sí un objetivo claro, es un reconocimiento platónico de palabra, y no una preocupación y un deber constantes del Partido.

“Nuestras secciones nacionales conciben la labor de agitación y propaganda entre las masas femeninas, su despertar y su radicalización como algo secundario, como una tarea que afecta exclusivamente a las mujeres comunistas. Se reprocha a las comunistas que esta obra no avanza con la debida rapidez y energía. ¡Esto es injusto, totalmente injusto! Verdadero separatismo e igualdad de derechos de la mujer à la rebours, como dicen los franceses, es decir, igualdad de derechos de la mujer al revés. ¿En qué se basa esta posición errónea de nuestras secciones nacionales? (No hablo de la Rusia Soviética.) En definitiva, esto no es otra cosa que una subestimación de la mujer y de su trabajo. Eso es. Lamentablemente, de muchos de nuestros camaradas aún se puede decir: `Escarbad en un comunista y encontraréis a un filisteo'. Naturalmente, es preciso escarbar en el punto sensible: en su psicología con relación a la mujer. ¿Existe prueba más evidente que el hecho de que los hombres vean con calma cómo la mujer se desgasta en el trabajo doméstico, un trabajo menudo, monótono, agotador y que le absorbe el tiempo y las energías; cómo se estrechan sus horizontes, se nubla su inteligencia, se debilita el latir de su corazón y decae la voluntad? Naturalmente, no aludo a las damas burguesas, que encomiendan todos los quehaceres domésticos, incluido el cuidado de los niños, a personas asalariadas. Todo lo que digo se refiere a la inmensa mayoría de las mujeres, comprendidas las mujeres de los obreros, aunque se pasen todo el día en la fábrica y ganen su salario.

“Son muy pocos los maridos, hasta entre los proletarios, que piensen en lo mucho que podrían aliviar el peso y las preocupaciones de la mujer, e incluso suprimirlos por completo, si quisieran ayudar `a la mujer en su trabajo'. No lo hacen, por considerarlo reñido con `el derecho y la dignidad del marido'. Este exige descanso y confort. La vida casera de la mujer es un sacrificio diario en miles de detalles nimios. El viejo derecho del marido a la dominación continúa subsistiendo en forma encubierta. Su esclava se venga de él objetivamente por esta situación, también en forma velada.... Conozco la vida de los obreros, y no sólo a través de los libros. Nuestro trabajo comunista entre las masas femeninas, nuestra labor política comprende una parte considerable de trabajo educativo entre los hombres. Debemos extirpar hasta las últimas y más pequeñas raíces del viejo punto de vista propio de los tiempos de la esclavitud. Debemos hacerlo tanto en el Partido como en las masas. Esto afecta a nuestras tareas políticas, lo mismo que la imperiosa necesidad de formar un núcleo de camaradas —hombres y mujeres— que cuenten con una seria preparación teórica y práctica para realizar e impulsar la labor del Partido entre las trabajadoras”.

A mi pregunta sobre las condiciones existentes en la Rusia Soviética, Lenin contestó:

“El Gobierno de la dictadura del proletariado, en alianza, naturalmente, con el Partido Comunista y los sindicatos, hace todos los esfuerzos necesarios para superar las concepciones atrasadas de los hombres y las mujeres y acabar así como la base de la vieja psicología no comunista. Huelga decir que se ha efectuado la plena igualdad de derechos del hombre y la mujer en la legislación. En todas las esferas se observa un deseo sincero de llevar a la práctica esta igualdad. Estamos incorporando a las mujeres al trabajo en la economía soviética, en los organismos administrativos, en la legislación y en la labor del gobierno. Les estamos abriendo las puertas de todos los cursos y centros docentes para elevar su preparación profesional y social. Estamos creando diversos establecimientos públicos: cocinas y comedores, lavaderos y talleres de reparación, casas-cuna, jardines de niños, orfanatos y todo género de establecimientos educativos. En una palabra, estamos aplicando de verdad la reivindicación de nuestro programa de transmitir las funciones económicas y educativas de la vida doméstica individual a la sociedad. De este modo, la mujer es liberada de la vieja esclavitud doméstica y de toda dependencia del marido. Se le brinda la plena posibilidad de actuar en la sociedad de acuerdo con sus capacidades e inclinaciones. En cuanto a los niños, se les ofrecen condiciones más favorables para su desarrollo que las que pudieran tener en casa. En nuestro país existe la legislación más avanzada del mundo en lo que atañe a la protección del trabajo femenino. Delegados de los obreros organizados la llevan a la práctica. Estamos organizando casas de maternidad, casas para la madre y el niño, consultorios para las madres, organizamos cursos para aprender a cuidar a los niños de pecho y de corta edad, exposiciones sobre la protección de la maternidad y de la infancia, etc. Hacemos los mayores esfuerzos para satisfacer las necesidades de la mujeres cuya situación material no está asegurada y de las trabajadoras en paro forzoso.

“Sabemos muy bien que todo esto es todavía poco en comparación con las necesidades de las masas femeninas trabajadoras, que esto es aún completamente insuficiente para su efectiva emancipación. Pero esto representa un paso gigantesco hacia adelante con respecto a lo que existía en la Rusia zarista, capitalista. Esto es incluso mucho en comparación con lo que se hace allí donde el capitalismo ejerce aún su dominio absoluto. Este es un buen comienzo. El rumbo es acertado, y lo seguiremos de manera consecuente, con toda nuestra energía. Ustedes, en el extranjero, pueden estar seguros de ello. Cada día de existencia del Estado soviético nos hace ver con más claridad que no avanzaremos sin la participación de millones de mujeres. Figúrese lo que esto significa en un país donde el 80% de la población por lo menos, son campesinos. La pequeña hacienda campesina significa la economía doméstica individual y el sometimiento de la mujer a ella. En este sentido, la situación será para ustedes mucho mejor, las cosas les serán más fáciles que a nosotros, naturalmente, a condición de que vuestras masas proletarias tomen conciencia de su madurez histórica objetiva para la conquista del Poder, para la revolución. No desesperemos. Nuestras fuerzas crecen junto con las dificultades. La necesidad práctica hará que encontremos nuevos caminos en lo que se refiere a la emancipación de las masas femeninas. Unida al Estado soviético la solidaridad fraternal llevará a cabo grandes empresas. Naturalmente, la solidaridad fraternal en el sentido comunista, y no en el sentido burgués en que la predican los reformistas, cuyo entusiasmo revolucionario se ha evaporado como un vinagre barato. A la par de la solidaridad fraternal debe manifestarse la iniciativa personal, que se transforma en actividad colectiva y se funde con ella. Bajo la dictadura del proletariado, la emancipación de la mujer mediante la realización del comunismo tendrá lugar también en el campo. En este sentido, cifro todas mis esperanzas en la electrificación de nuestra industria y de nuestra agricultura. ¡Esta es una obra grandiosa! Las dificultades que ofrece son grandes, gigantescas. Para remontarlas es necesario desplegar y educar las poderosas fuerzas de las masas. Millones de mujeres deben participar en esto”.

Durante los diez minutos últimos llamaron dos veces a la puerta, pero Lenin continuó hablando. Al llegar aquí, abrió la puerta y dijo en voz alta:

“¡Ahora voy!”

...Lenin me ayudó a ponerme el abrigo:

“Debía usted abrigarse mejor”, me dijo preocupado. “Moscú no es Stuttgart. Hay que mirar por usted. No se enfríe. Hasta la vista”.

Me estrechó fuertemente la mano.

Semana Santa


Las Líneas de Chávez

Domingo de Ramos: inicio de la Semana Mayor para los que llevamos, en el alma y en el corazón, el compromiso del Cristo redentor, el Cristo libertario, el Cristo de los pobres.

Cuando aparezca esta nueva edición de Las Líneas de Chávez se cumplirá un nuevo aniversario de aquel día en que nuestro Señor hacía su última entrada en Jerusalén: iba montado sobre un burro y seguido por el pueblo que lo saludaba con palmas a su paso. El fermento mismo del amor iba a enfrentarse a los poderosos de la época.

¿Quiénes le abrían los brazos con alborozo? Los menesterosos de siempre: los que, tanto ayer como hoy, andan hambrientos y sedientos de justicia. ¿Quiénes no descansarían hasta verlo crucificado? Aquellos que, tanto ayer como hoy, jamás sacian su apetito de poder.

Sirva, pues, la remembranza de este domingo sagrado para reiterar que nuestra revolución tiene en el Cristo de los desposeídos el mayor de los guías en la lucha por la dignidad humana. Tras sus pasos vamos.

II

28 de marzo: Natalicio de nuestro Generalísimo y primer almirante Francisco de Miranda. Fue el 28 de marzo de 1750, aquí en Caracas.
Miranda no es sólo, como bien dice Mariano Picón Salas, “el primer criollo de dimensión histórica mundial”,sino que es también, en sentido nítidamente revolucionario, nuestro primer internacionalista. Basta con recordar que combatió por la independencia de los Estados Unidos y en defensa de la Revolución Francesa.

Este hombre, que anduvo por el mundo como por su casa, siempre tuvo plena conciencia de que todo lo que hacía estaba en función de un trascendente objetivo: la emancipación de Venezuela y de Nuestra América.

Miranda se adelanta a Bolívar: la Independencia era una causa continental, no podía concebirse aisladamente. Recordemos lo que nos dice José Gil Fortoul en su Historia constitucional de Venezuela: “Así la iniciativa de la unión latinoamericana que llegara al Congreso de Panamá pertenece históricamente a Miranda, y su propaganda y desarrollo a Bolívar”.

En este año Bicentenario se están cumpliendo también 200 años de la publicación de El Colombiano. Fiel a su prédica colombianista, Miranda se convierte en el editor de este periódico del que se publican cinco números, entre marzo y mayo de 1810, en Londres. Su propósito era informar a los habitantes del Nuevo Mundo sobre la situación de aquella España invadida militarmente por las tropas napoleónicas, y así lo expresaba Miranda en el primer número de El Colombiano: “…Todo esto nos ha impelido a comunicar a los habitantes del continente colombiano las noticias que creemos interesantes para poderlos guiar en tan intrincada complicación de objetos y para ponerlos en estado de juzgar con rectitud y obrar con acierto en una materia que tanto les interesa, pues debe ser el origen de su futura felicidad”.

Evidentemente, Miranda estaba avizorando el derrocamiento del orden colonial español y quería contribuir con la aceleración de ese proceso. Ejemplar es, entonces, el Generalísimo como gran comunicador, como formidable batallador en el terreno de las ideas. En este y en tantos sentidos, tenemos que ser rigurosamente fieles a su ejemplo.

III

El lunes pasado, ante una nueva tentativa de desestabilización, la conciencia y el compromiso de los transportistas vencieron el llamado a una guarimba del transporte público. Aunque los medios desplegaron titulares alarmantes, quedó demostrado, en la realidad, que la intentona que pretendía paralizar a Caracas sólo fue seguida por un grupúsculo de profesionales del volante ligado a lo más recalcitrante de la derecha venezolana.

Quiero manifestarles a los transportistas que nosotros siempre estaremos dispuestos a dignificar al sector, avanzando hacia la consolidación de un sistema de transporte de carácter socialista.

Mi reconocimiento a estos compatriotas por no dejarse manipular por las fuerzas oscuras de los que no descansan en mostrar su odio por el país.

IV

El miércoles 24 de marzo tomamos una decisión que responde a la difícil coyuntura energética por la que atraviesa el país: decretar feriados todos los días de la Semana Santa. Quiero reiterar lo que ya he dicho: no se trata de promover la flojera, sino de ahorrar energía.

Todas las instituciones públicas y privadas están en la obligación de acatar el decreto 7.338. Ciertamente, hay un conjunto de actividades que no pueden interrumpirse y, por supuesto, quedan excluidas de este decreto: quienes tengan necesariamente que laborar recibirán su pago normal.

Mal puede ser esta una medida improvisada, como se ha dicho irresponsablemente por allí. Por el contrario, es una medida rigurosamente pensada y establecida de acuerdo con el estado de emergencia eléctrica declarado el pasado 8 de febrero de 2010.


V

Extraordinaria y muy provechosa nuestra visita a Quito el viernes 26 de marzo: séptima reunión de trabajo entre el presidente Correa y este servidor.

En la mañana asistimos al lanzamiento de una nueva línea de lubricantes automotrices por parte de Petroecuador y Pdvsa: ello ha permitido que Petrocomercial, filial de Petroecuador, retome la venta de lubricantes en todo el territorio ecuatoriano. Es el nuevo paradigma de cooperación, coordinación y complementariedad que comienza a dar sus frutos. En este caso, se trata de un producto de óptima calidad que será vendido a bajo costo.

Luego de una larga jornada de trabajo, en horas de la noche, firmamos un total de 13 convenios para continuar tejiendo la red de un nuevo modelo de integración bilateral y, más aún, de unidad binacional. Un nuevo modelo con una pluralidad de ejes en clave de soberanía: soberanía productiva, energética, financiera y comercial; del conocimiento y de la seguridad y defensa.

Quiero parafrasear unas palabras del presidente Correa: las relaciones entre dos pueblos hermanos no se construyen y profundizan, como en el caso de Ecuador y Venezuela, con base en una lógica de mercaderes. No se fundamentan en un frío cálculo de pérdidas y ganancias. Se basan, primero que nada, en convicciones, valores y principios compartidos.

Y hunden sus raíces en lo más profundo de nuestra historia compartida. Para decirlo con Bolívar: “Nuestra América, así unida, será la madre de las repúblicas, la reina de las naciones”.

¡Patria socialista o muerte!

¡Venceremos!